Un acercamiento a la creación iconográfica de imágenes de la Pasión.

El presente texto apareció de forma impresa en la Revista Villa Nueva. Cultura, historia y tradición en el monográfico «Semana Santa en Guatemala. Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad» (Época I, número 2, año 2023). Agradezco el encargo del director de la misma, Francisco Zamora, de escribir un texto explicativo sobre el origen de la iconografía de Semana Santa, que ahora reproduzco aquí.

Estamos inmersos en una de las fiestas litúrgicas con mayor trascendencia en lo cultural, artístico y hasta antropológico, del calendario: la Semana Santa. Tan importante fue en el pasado, y tantos ejemplos de altísima calidad artística están tan involucrados en ella, que ha superado con creces su origen exclusivamente religioso para convertirse en todo un reclamo turístico. Un momento donde lo mejor de la escultura del Renacimiento y del Barroco toma las calles de numerosas ciudades y pone de manifiesto el objetivo último de tal manifestación: exaltar los sentidos mediante las imágenes, la música, el olor, etc.

Durero. Ecce Homo. BNE

Las imágenes de la Pasión de Cristo y del dolor de su Madre, surgen al calor de la nueva espiritualidad que se está fraguando en Europa desde el siglo XV y que eclosiona en el XVI en lo que los expertos han denominado la devotio moderna. Ésta buscaba imágenes en las que se eliminaba lo accesorio, dentro de un deseo consciente de intensificar la sensación de soledad, y de esta manera promover la reciprocidad entre el devoto y su objeto de culto. El origen está en los textos de las Meditaciones sobre la vida de Jesucristo, atribuido a San Buenaventura y sobre todo al influjo del texto de Ludolfo de Sajonia, Imitatio Vitae Chirstie, que tendrá una enorme repercusión en la creación de los nuevos cultos en el norte de Europa. A esta nueva corriente espiritual, se le suma la importancia que tiene en los círculos contrarreformistas, sobre todo los jesuitas, que usan la imagen religiosa para la composición de lugar en sus ejercicios espirituales, lo que acaba de dar el impulso a la creación de imágenes devocionales, que además en el ámbito hispánico y americano van a gustar de ser lo más naturalistas posibles, desarrollando así en imaginería de madera policromada que en muchas ocasiones lleva postizos, como pelo natural, uñas u ojos de vidrio para dotarlas de mayor verosimilitud.

Durero. Calvario. RABASF.

Al final de la Edad Media se difundieron desde la escuela flamenca y centroeuropea, modelos iconográficos que buscaban esa imagen que conmoviera al fiel. En ese sentido ha de entenderse la serie de estampas sobre la pasión de Cristo que grabó el alemán Alberto Durero y cuya imagen del Ecce Homo, de Cristo camino al Calvario o la Crucifixión, serán tomadas como modelo para el desarrollo iconográfico de muchas de las imágenes de Semana Santa. Desde el principio se van a difundir estas imágenes devocionales formando una pareja, en la que aparecerán Cristo y su madre, de tal forma que se aumentará así la piedad del fiel ante la contemplación de las dos figuras. El modelo pasará a Italia, donde los maestros del Renacimiento harán una interpretación en este lenguaje, destacando en ese sentido las versiones que hizo Tiziano para los Habsburgo y que desde el mismo siglo XVI van a estar en España, como son el Ecce Homo y Dolorosa del Museo del Prado.

Ambas obras fueron hechas para el Emperador Carlos, que las llevó con él a Yuste, y posteriormente, con Felipe II, fueron trasladadas a El Escorial. Los nuevos cultos intimistas promovidos por la Contrarreforma católica y las nuevas órdenes, como los ejercicios espirituales de los jesuitas o la contemplación de imágenes religiosas promovidas por los carmelitas, suscitan un mercado de obras de pequeño formato, para oratorios privados. Así los manuales de devoción más utilizados en el ámbito hispánico, como podían ser los textos de Fray Luis de Granada pedían expresamente usar estas imágenes para hacer ejercicios devocionales: <<Mira este hombre qual está: y acuerdate que es Dios, y que está de la manera que aquí lo vees, no por otra causa, sino por los pecados del mundo. Mira qual pararon los peccados a Dios. Mira que fue menester para satisfazer por el peccado>> (Fray Luis de Granada, Libro de la oración y meditación, 1572).

Francisco Camilo. Ecce Homo. Museo de Segovia.

Dentro de las iconografías más representadas dentro del ciclo de la pasión y siguiendo un orden cronológico de la misma, el Ecce Homo es la representación de Cristo coronado de espinas, con el manto púrpura y la vara de caña a modo de cetro. De esta forma es en la que fue presentado ante el pueblo de Jerusalén por el gobernador Pilatos en el momento previo a la crucifixión. Estamos así ante una imagen que busca fundamentalmente conmover por medio del patetismo, ya que es una burla u ofensa a la imagen de la dignidad real, con los símbolos de poder: cetro, corona y manto púrpura, truncados en objetos de martirio. El texto evangélico no da muchos datos para la creación iconográfica: <<Otra vez salió fuera Pilato y les dijo: Aquí os lo traigo para que veáis que no hallo en Él ningún crimen. Salió, pues, Jesús fuera con la corona de espinas y el manto de púrpura, y Pilatos les dijo: Ahí tenéis al hombre>> (Juan 19 4-5). El púrpura era el color privativo de los antiguos Emperadores Romanos, su obtención para tinte a base de un molusco marino hacía que las telas de este color fueran extremadamente caras, el origen animal del tinte hacía que el color púrpura no fuera exactamente un color, sino una gama que va desde el rojo carmesí al morado. De tal manera que podemos ver imágenes de Cristo con telas que varían en esos tonos, más violáceos o más cercanos al rojo intenso.

Para la representación del Nazareno o Jesús portando la cruz una de las fuentes más usadas, vuelve a ser la estampa de Durero, sobre todo la que narra el pasaje de la Caída camino del Calvario que sirvió de modelo tanto a pintores, como Rafael o Tiziano, como luego en su tránsito a escultura. Así ocurre también con las imágenes del Calvario de donde procede la iconografía de la Mater Dolorosa como figura aislada o como necesaria de su hijo. De tal forma que la festividad de los Dolores de María también es una importación centroeuropea que llega a la Península Ibérica al final de la Edad Media. Esta festividad era conocida también como Transfixión. El Archiduque Felipe de Habsburgo, futuro rey de Castilla y conocido popularmente como Felipe “el Hermoso”, solicitó y le fue concedida una bula para crear en sus dominios congregaciones de fieles bajo la advocación de María Santísima de los Siete Dolores.

Anónimo español. Virgen de la Soledad. PN

La iconografía del Cristo yacente también hunde sus raíces en la Edad Media, en las representaciones del Descendimiento y de la Piedad o Quinta angustia, el momento en que el cuerpo de Jesús muerto es tomado por su madre.


Para saber más:
https://www.investigart.com/2015/04/02/pasion-por-el-arte-tres-ejemplos-de-las-relaciones-
artisticas-con-la-semana-santa/
https://cipripedia.com/2019/04/12/la-cofradia-de-la-virgen-de-los-siete-dolores-de-madrid-y-los-
pintores/
https://cipripedia.com/2022/04/08/un-ecce-homo-de-francisco-camilo-en-el-museo-de-segovia/

https://www.investigart.com/2023/04/04/purpura-semana-santa/

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