LA IGLESIA DE SANTA CRUZ DE CÁDIZ Y EL BARROCO.

Entre las maravillas que uno puede encontrarse en una ciudad como es Cádiz, resalta su espléndida catedral barroca construida al calor del crecimiento económico de la ciudad andaluza en el siglo XVIII cuando adquirió el monopolio de las llegadas y salidas de las flotas de Indias y el traslado de la Casa de la Contratación.

Fachada occidental de la catedral de Cádiz. Foto: Cipripedia.

Pero no quiero hoy hablar de su magnífica y barroca catedral nueva, sino de su vecina parroquia de Santa Cruz, que ejerció de sede catedralicia hasta la inauguración de su vecina ya en 1838, en pleno siglo XIX. Los avatares de este edificio lo han convertido en un paradigma del concepto barroco. Ante un exterior nada llamativo ni monumental, fruto de expolios y reformas, nos encontramos con un interior elegante y cuidado. Es decir, es un templo que juega con la sorpresa, aunque este efecto no fuera buscado, sino encontrado. El templo está construido muy cerca de la línea de costa y eso ha contribuido por a los problemas de su conservación, por estar demasiado expuesta a los vientos y temporales.

Antón van den Wyngaerde. Vista de Cádiz. 1567.

El hecho de la insistencia en el emplazamiento tan adverso sugiere que el lugar elegido para erigir el templo debía tener o cierta importancia previa o sobre todo cierta significación. Este hecho ha hecho plantear la hipótesis de la construcción sobre los cimientos de una anterior mezquita o lo que nos parece más sugerente, que el lugar albergara un antiguo santuario de la antigüedad dedicado a Kronos.

El origen del templo es de tiempos de Alfonso X (1221-1284) que recibió una bula para su fundación del papa Urbano IV en 1263 en la que se habla de la restauración de las murallas de la ciudad y de la consagración de la iglesia dedicada a la Santa Cruz que debía ser además enterramiento del Rey. En este texto se restaura la sede catedralicia Asidonense (Medina Sidonia) pero en Cádiz.

Este primitivo templo alfonsino se podría relacionar con otros templos góticos de la misma época como Omnia Sactorum de Sevilla o San Dionisio de Jerez de la Frontera. Estos templos se caracterizan por ser de tres naves separadas por pilares y tener techumbres de madera. Durante la Baja Edad Media, la Catedral fue uno de los edificios más afectados por los ataques recibidos en la ciudad por los portugueses en 1370 y 1397. Por lo que se tuvo que ser reparado y reformado en varias ocasiones. En época de los Reyes Católicos se sustituiría la techumbre por un nuevo alfarje, pero estas reformas y reparaciones no cambiarían en demasía su primitivo aspecto.

La primera gran reforma es de 1571, por iniciativa del Obispo García de Haro, se derribó la antigua capilla mayor para ampliar la cabecera y cambiar la situación del coro, pasándose detrás del altar, y además se sustituyeron las pilastras por columnas.

En el mes de julio de 1596 una flota anglo-holandesa al mando del Conde de Essex tomó y saqueó la ciudad de Cádiz, este hecho duró catorce días y aunque tenían una orden expresa de la reina Isabel I de respetar el templo, la quema del caserío de la ciudad debió de afectar al mismo y finalmente se tuvo que reconstruir parte del templo, aunque se mantuviera en gran medida la planta del mismo. De este momento sería el aspecto general de su interior, su columnata de orden toscano separando la nave central de las laterales y su abovedamiento con bóvedas esquifadas. El lenguaje deriva del manierismo tardío y los artífices que se encargaron de ellas son Cristóbal de Rojas y Ginés Martínez de Aranda. La parte que más cambió es la cabecera. Se abrió un falso crucero ante la capilla mayor, cubriéndose con una cúpula de media naranja con pechinas y linterna. En los extremos del falso crucero se situaron dos capillas de fundación anterior, pero que ahora se van a decorar de nuevo, la capilla de los Genoveses en el lado del Evangelio y la capilla de los Vascos en el de la Epístola. En el mismo lado pero a los pies del templo se hizo a mediados del siglo XVII la capilla del Sagrario, según diseño de Felipe Gálvez.

Planta de la antigua catedral de Cádiz, ahora iglesia de Santa Cruz en 1597 y en la actualidad. Foto: Biblioteca Virtual Sanidad de Cádiz

Este templo estuvo dotado de una monumental portada lateral realizada en mármol en 1673 por los genoveses Andrea Andreoli y Esteban Frugone, pero fue desmantelada para aprovechar sus materiales en la construcción de la Catedral Nueva. La supresión de esta portada lateral y que la portada a los pies, encargada también a la ciudad de Génova a fines del siglo, no se llegara nunca a realizar; acabaron por dar ese exterior tan austero.

Vista de la torre-capilla del Sagrario de la parroquia de Santa Cruz en Cádiz. Foto: Cipripedia.

En el interior destaca el Retablo Mayor obra de Alejandro de Saavedra, arquitecto y ensamblador de origen extremeño, fue el maestro de mayor prestigio en la zona y extendió su producción durante las décadas de 1630 hasta 1670. Unos pocos años antes (1636-1639) había realizado el retablo mayor de la Cartuja de Santa María de la Defensión, en Jerez de la Frontera. En esta obra la imaginería corría a cargo del escultor de origen flamenco José de Arce y la pintura de Francisco de Zurbarán. Este retablo tenía como novedad la inclusión en su cuerpo principal de columnas salomónicas. Novedad temprana en Andalucía y que le pudo venir del conocimiento del Baldaquino de Bernini en San Pedro del Vaticano, por influjo de José de Arce. Esta novedad la repetirá en su retablo gaditano. Otras obras de Saavedra en Cádiz, donde poder ver su estilo, son retablos como el realizado en el lateral del crucero de la iglesia de Santiago, de la Compañía de Jesús.

El encargo le vino por iniciativa del cabildo catedralicio, que en 1639 acordó la construcción de un retablo que sustituyera el anterior de pobre calidad. Se abrió concurso para las trazas y las elegidas fueron las del maestro Saavedra. Aunque la intención del cabildo era sufragar el retablo mediante un legado del obispo y limosnas, la situación crítica en las arcas del mismo dilataron mucho el proceso de ejecución de las obras.En 1651 se instala el nuevo retablo pero sin dorar. Para la talla de las esculturas se buscó a un discípulo de Arce, Alfonso Martínez. Y en 1663 se contrató el dorado del retablo, realizado por Juan Gómez de Couto.

En este retablo podemos observar el uso de dos tipos de columnas combinadas, por un lado columnas de fuste estriado, con el tercio inferior con otra decoración, proveniente de la tradición manierista y las columnas salomónicas. En el retablo gaditano éstas son columnas de cuatro vueltas con el tercio inferior decorado con estrías helicoidales, siguiendo el modelo berniniano, pero reinterpretado. La talla que preside el retablo, con la Inmaculada Concepción, es del siglo XVIII y está realizada por el genovés Domingo Giscardi. El resto son obra del citado Martínez, destacando las tallas de San Servando, San Germán, San Pedro  San Pablo, situadas en el cuerpo bajo a ambos lados de la hornacina central de la Inmaculada.

Domingo Giscardi. Inmaculada Concepción. s. XVIII. Retablo de la Iglesia de Santa Cruz. Cádiz. Foto: @Cipripedia

En este retablo, la ciudad de Cádiz y Saavedra, están introduciendo la columna salomónica en Andalucía en fechas anteriores a los ejemplos Sevillanos.

Destaca en el templo también la capilla de los Genoveses, realizada en 1671 en mármoles policromos, aunque se alteró para trasladar algunas de sus imágenes a la catedral nueva.

Retablo de la capilla de los Genoveses. Foto: Cipripedia.

Os dejo algunos detalle más de las capillas y retablos de este templo peculiar y que merece una visita, como la propia ciudad que lo atesora.

Bibliografía:

  • Mª del Pilar Díaz Muñoz, Catedrales en el Barroco, Madrid, Ed. Jaguar, 2003.
  • Juan Antonio Fierro Cubiella «La Catedral Vieja de Cádiz: un enigma Histórico-Arqueológico» en Publicado en la revista ANALES DE LA UNIVERSIDAD DE CÁDIZ IX-X (1992-1993).- Por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz (1994) pp. 89-99.
  • José Luis Romero Torres, «Bernardo Simón Pineda y su aprendizaje en Cádiz con el arquitecto de retablos Alejandro de Saavedra» en Laboratorio de Arte (nº19), 2006, pp. 173-194.

 

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