LA CATEDRAL DE GRANADA. GÉNESIS Y TRANSFORMACIÓN DE LAS CATEDRALES EN LA EDAD MODERNA.

El proceso constructivo de la catedral de Granada[1], ejemplo de templo gestado y construido en la Edad Moderna, está marcado por las intenciones políticas de la corona española respecto al recién conquistado reino nazarí de Granada. Los Reyes Católicos deciden que sea Granada el lugar de enterramiento de los monarcas de España a partir de ese momento, construyendo así la capilla real, en detrimento de su anterior opción que era el convento toledano de San Juan de los Reyes.

Esta asociación será importante cuando, en 1505, Fernando de Aragón encargue a Enrique Egas que se haga cargo de la construcción de la capilla real y catedral según trazas ya dadas por un arquitecto desconocido[2]. Este proyecto catedralicio se hace siguiendo el modelo en planta va de la Catedral Primada de Toledo de girola semicircular, en detrimento del modelo de la de Sevilla de cabecera rectangular, no hay que olvidar el carácter también funerario que tuvo en origen la catedral toledana y su vinculación con el modelo funerario por antonomasia del cristianismo, la basílica y rotonda del Santo Sepulcro de Jerusalén. El césar Carlos, decidido a seguir la idea de panteón real, decide dar un empuje nuevo a la construcción de la misma, pues no le gusta la Capilla Real, que considera demasiado pequeña y oscura para ser su panteón dinástico, sino que piensa en el altar de la catedral como mausoleo imperial[3].

Planta de la catedral de Granada con la Capilla Real y el Sagrario.

En 1528 será Diego de Siloe, quien tome la dirección de las obras de la catedral granadina y cambie el proyecto gótico de Egas, por un proyecto renacentista nuevo en el que se conjuga una forma concéntrica para la cabecera, y una basílica de cinco naves. En una unión de rotonda circular de amplio sentido funerario en la arquitectura occidental, y una basílica en un sentido más propio de la función de una catedral. La inserción de la rotonda en la cabecera de Granada, con función funeraria, hace de ésta una catedral distinta de las que proyecta Siloe en Andalucía (Málaga), pero con un punto de partida común: el modelo de la catedral sevillana, en el alzado de Granada, que con sus cinco naves, tiende al alzado de hallenkirchen, aunque en planta sea el modelo toledano el más significativo[4]. Siloe conocía los modelos castellanos de capilla funeraria octogonal, asociada a la cabecera de una catedral, él mismo había trabajado en la capilla del Condestable de la catedral burgalesa, y puede ser tomado como precedente de su solución para la idea de una rotonda[5]. Aunque es el Santo Sepulcro de Jerusalén la referencia más obvia.

Las obras fueron interrumpidas en 1563, por la muerte de Siloe y se ha señalado también la repercusión que en esta interrupción tendría la decisión del nuevo monarca de construir un nuevo panteón real en El Escorial, del que se colocó la primera piedra en 1563, como determinante en dicha interrupción de las obras[6]. En ese momento estaba ya  concluida la rotonda y el muro exterior hasta la altura de las bóvedas[7]. En 1577 se abre un concurso para elegir al maestro de obras de la catedral, en un nuevo intento de reanudar la actividad constructiva. Se van a levantar el segundo cuerpo de la torre, y se van a abovedar las naves, labor que se prolonga durante todo el XVII, eligiéndose bóvedas de nervaduras góticas, ajenas al proyecto de Siloe, por ser éstas más estables[8].

Catedral de Granada. detalle de la nave central con sus bóvedas de crucería.

Ya en el siglo XVII, en la década de 1660, se ha concluido la mayor parte de la nave y el Cabildo se concentra en la fachada, con la intención de seguir uno de los proyectos de 1577, de aire siloesco[9]. En junio de 1664 es nombrado Gaspar de Peña como maestro mayor de la catedral, y se muestra insatisfecho con algunos aspectos de los planos renacentistas, el Cabildo le concede el poder para cambiar dichos planos, alteraciones que no debían transformar mucho del planteamiento renacentista de la fachada, y algunos arquitectos expresaron su desacuerdo con el proyecto, guiados por el cambio de gusto[10]. Se presentaron varios proyectos nuevos, nombrándose un comité evaluador compuesto por Eufrasio López de Rojas y José Granados de la Barrera el 12 de noviembre de 1666; Alonso Cano presentó un diseño que fue elegido en mayo de 1667[11].

Alonso Cano. Fachada de la catedral de Granada.

Una vez cerrada la fachada, y terminadas las naves de la Catedral, el empeño del Cabildo es dotar a la catedral de un elemento importante en las catedrales modernas, el sagrario. En Granada, éste, es un edificio de gran autonomía arquitectónica, trazado por Hurtado Izquierdo ya en el XVIII, y que ocupa todo el solar de la antigua mezquita mayor de Granada, pensado por Siloe para un pequeño sagrario y un claustro. Además se ampliará el coro de la nave central, haciéndolo más grande y monumental, siendo un elemento que intensifica más el efecto de arquitectura centralizada de la rotonda de Siloe[12] y que quedó desvirtuado tras los cambios ejecutados en este siglo, en el que se retiró el coro de canónigos de la nave central y se situó entre los pilares de la rotonda[13].

Así la catedral de Granada prolonga toda su actividad constructiva durante toda la edad moderna, si el primer proyecto era aún medievalizante, en un planteamiento gótico del espacio de una catedral, hay que entenderlo como algo propio del pensamiento del siglo XVI, en el que la arquitectura “moderna” o gótica solía asimilarse a edificios con función religiosa, siendo el estilo antiguo o “al romano”, más propio para una arquitectura de connotación más civil. El proyecto definitivo será el primer intento de crear en lenguaje renacentista una catedral que se va a hacer eco de las necesidades de un edificio de estas características en la época moderna, no habrá de reformarse, pues se está construyendo de nueva planta, según estos planteamientos.

Alonso Cano viene a “cerrar” la parte primordial de la obra catedralicia, pues con su proyecto culmina la construcción del cuerpo principal de la catedral y la proyecta hacia la ciudad[14]. Y como se ha señalado, en su proyecto Cano parece querer medirse, con las armas del pintor, con el arquitecto Siloe, con la arquitectura de una catedral inacabada a la que, a la postre, él mismo debía poner cierre, construyendo la fachada y abriendo, por tanto, el edificio dentro de una paradoja barroca, la de cerrar abriendo[15]. Señalándose el acierto de coordinar su proyecto de fachada con la creación de un barrio de nueva planta del cual es centro y atrio el frente catedralicio[16].

Cano partía con el pie forzado de mantener los podios de la fachada quinientista para su proyecto, lo cual le confería ya de por sí una personalidad propia, se ha señalado que Cano no hubiese proyectado una fachada nueva usando esos retranqueos[17], que refuerzan la imagen de arco de triunfo, siendo el acierto de Cano, el saber aprovecharlos para un proyecto completamente barroco. Se ha señalado la importancia del proyecto siloesco de fachada en arco de triunfo, como antecedente directo del proyecto de Cano[18], el proyecto de Siloe contaba con dos antecedentes importante: las portadas en arco del último gótico y primer renacimiento español, tales como San Esteban en Salamanca[19], y algunos ejemplos italianos de fachadas en arco de triunfo, como podían ser la fachada de Alberti para San Francisco en Rímini, o los proyectos de Sangallo el Joven para San Pedro de Roma[20]. Wethey y Rosenthal, han señalado también su incredulidad ante la idea de que el modelo seguido por Cano es el de la fachada renacentista de la colegiata de Santa María de Antequera en Málaga, que está formulado como arco de triunfo con tres grandes arcos que se abren entre machones, y que realmente estaría recogiendo el modelo común del proyecto siloesco para la catedral granadina[21].

Fachada de la catedral de Granada.

Aunque en la fachada de Cano van a aparecer los elementos decorativos que le son propios ya desde que definiera su lenguaje arquitectónico en los primeros retablos de su etapa sevillana, tales como el de San Juan Evangelista en Santa Paula de 1636-1638. Estos elementos son tratados aquí casi de forma secundaria, para dar algún golpe de decoración, pues lo que prima en el diseño canesco es la concepción geométrica, como si se tratara de una obra de marquetería[22]. Con una reiteración del motivo del círculo heredera seguramente del proyecto siloesco[23], y una utilización muy plástica de las placas recortadas y la hoja canesca, tan propia de la lingüística de Cano desde su periodo Sevillano, y que él difundió por ámbitos diversos, como en la corte. Aunque como señalara Camón Aznar[24]:

Sin embargo, el mayor efecto se consigue con el profundo claroscuro de los contrafuertes. Avanzan de tal manera y su modulación y proporciones son tan semejantes a los pilares interiores de cualquier templo barroco, que parece que esta fachada ha quedado como el residuo de un derrumbamiento, del cual se mantienen en pie los pilares y las bóvedas iniciales. Produce la impresión de que esta estructura se podría continuar formando un grandioso interior seiscentista.

José CAMÓN AZNAR, “Los estilos de Alonso Cano”, en Centenario de Alonso Cano en Granada, vol I, Granada, 1969, pp. 25-26.

Esta idea, planteada por Camón, me parece muy acertada si se compara el resultado de la fachada de la catedral granadina con el interior de la parroquia de la Magdalena de Granada, obra de Juan Luis de Ortega. El mismo arquitecto que llevó a cabo el proyecto de Cano para el convento del Ángel Custodio de Granada, desafortunadamente perdido, y que en esta iglesia haría una réplica de ese interior diseñado por Cano[25] en el que desarrolla su lenguaje compuesto por los consabidos golpes de follaje, placas recortadas y pilares cajeados sin capitel.

J. Laurent. Fachada de la catedral de Granada. Foto: IPCE (Archivo Ruiz Vernacci)

El resultado final del proyecto canesco para Granada es una fachada de tres calles divididas en dos cuerpos, rematado el último por unos arcos de medio punto, a mayor altura el central. Un entablamento con fuerte saliente recorre toda la fachada, contrarrestando la fuerte verticalidad del conjunto. Articula los muros por medio de pilastras cajeadas sin capiteles, en el cuerpo bajo, y con un golpe de follaje a modo de capitel en el piso superior. El efecto de la fachada es estático, como ha señalado Wethey[26], ajeno al concepto barroco de sugerencia de movimiento, pero no hay que olvidar la clara tendencia hacia el clasicismo que siempre tuvo Cano desde su etapa madrileña y que se acusa en algunos de sus dibujos para retablos que se han visto como “retardatarios”[27]. La ausencia de los órdenes clásicos, no es tanto un elemento de anticlasicismo como una reflexión de Cano sobre los órdenes de arquitectura, no para secundar la codificación canónica de la tratadística, sino profundizando en sus bordes, en los límites del clasicismo que es verdaderamente novedosa, y especialmente en la arquitectura española[28].

El efecto actual de la fachada no es exactamente el propuesto por Cano, pues como señaló Wethey[29] los añadidos de los relieves y esculturas en el siglo XVIII por parte de la familia Verdiguier, alteraron un tanto la sobria composición canesca, dándole un aire rococó, ajeno totalmente al espíritu del artista granadino. Ya que Cano solo pudo dar las trazas, al llegarle la muerte cuatro meses después del encargo del Cabildo de que realizara la fachada y dirigiera las obras[30].

La visión de un Cano arquitecto sin arquitecturas[31] no ha de ensombrecer su labor como especulador teórico de las mismas, recordemos que Cano se había educado en un ambiente culto, heredero del humanismo del XVI, que veía en las artes un componente intelectual, que las apartaba del mero servilismo manual. El hecho de que al final de su vida proyectara la única obra construida en piedra del artista granadino, no debe de restar mérito a sus experiencias en el campo de la especulación arquitectónica en la corte, donde fue el introductor del modelo de retablo que había de triunfar en la segunda mitad del siglo XVII[32]. La obra granadina se enmarca así dentro de un campo importante de la arquitectura barroca, como es el hecho de concebir una fachada, pensada como proyección al exterior de la obra interior, y en muchos casos ajenas a éste. El hecho de que Cano levante la fachada por encima de la bóvedas de la catedral, le confiere independencia del interior, y a la vez nos muestra el intento de Cano por dotar de magnificencia a esta obra.

[1] ROSENTHAL, Earl E., La Catedral de Granada, Universidad de Granada, Granada, 1990. es hasta ahora el más completo estudio del proceso constructivo de la catedral granadina, y el que ha arrojado más luz acerca del proyecto original y sus posteriores alteraciones.

[2] Íb., p. 22.

[3] Íb., p. 26.

[4] MARÍAS, Fernando, “De iglesia a templo: notas sobre la arquitectura religiosa del siglo XVI” Arquitectura Imperial, Universidad de Granada, Granada, 1988, p. 126.

[5] Íb., p. 131.

[6] Íb., p. 134, afirma que un estudio de las fuentes de financiación de la catedral arrojaría luz sobre este asunto.

[7] ROSENTHAL, ob. Cit., pp. 40-41.

[8] Íb., pp. 53-54.

[9] Íb., p. 55.

[10] Íb., p. 56.

[11] Íbidem.

[12] LÓPEZ GUZMÁN, Rafael, “El Renacimiento en Granada” en Cuadernos de Arte Español, nº 18, Madrid, 1991, p. 16.

[13] ROSENTHAL, ob. Cit., p. 34.

[14] BONET CORREA, Antonio, Andalucía Barroca: Arquitectura y Urbanismo, Barcelona, 1978, p. 58.

[15] RODRÍGUEZ RUIZ, RODRÍGUEZ RUÍZ, D., “ “No importa, pues lo iso Cano”. Dibujos y pinturas de un arquitecto legendario que sólo quiso ser recordado como escultor” Figuras e imágenes del Barroco. Estudios sobre el Barroco español y la obra de Alonso Cano. Visor, Madrid, 1999, pp. 412-413.

[16] BONET, ob. Cit.,1978, p. 60.

[17] WETHEY, H., Alonso Cano. Pintor, escultor y arquitecto, Madrid, Alianza, 1983

[18] Íbidem y ROSENTHAL, ob. Cit., p. 57.

[19] WETHEY, ob. Cit., p. 184, n. 206.

[20] ROSENTHAL., ob. Cit., p. 119.

[21] WETHEY, ob. Cit., p. 100, y ROSENTHAL, ob. Cit., p. 57.

[22] BONET CORREA, ob. Cit., 1978, p. 58.

[23] WETHEY, ob. Cit., p. 99.

[24] CAMÓN AZNAR, J., “Los estilos de Alonso Cano”, en Centenario de Alonso Cano en Granada, vol I, Granada, 1969, pp. 25-26.

[25] WETHEY, ob. Cit., p. 97.

[26] Id., p. 101.

[27] RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, A., “Alonso Cano y el Retablo” Figuras e Imágenes del Barroco. Estudios sobre el barroco español y sobre la obra de Alonso Cano, Madrid, Visor, 1999, pp. 251-269.

[28] RODRÍGUEZ RUIZ, ob. Cit., p. 423.

[29] WETHEY, ob. Cit., p. 99.

[30] Íbidem.

[31] RODRÍGUEZ RUIZ, ob. Cit., p. 429.

[32] CEBALLOS, ob. Cit., p. 258.

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