Ahora más Caravaggio que nunca. La restauración del David del Museo del Prado.

Cuando hace unos meses pudimos disfrutar de la espectacular exposición, comisariada por David García Cueto, sobre la figura del pintor boloñés Guido Reni. El fabuloso David vencedor de Goliat del Museo del Prado, colgaba junto a obras de su coetáneo y protagonista de la muestra. En dicha exposición, se apreciaba que a la pintura del maestro del naturalismo y de eso que hemos venido en llamar tenebrismo, le hacía falta una limpieza, pues el tono amarillento por la acumulación y oxidación de los barnices habían acabado con muchos de los matices de la pintura de Merisi. Nos felicitamos, pues, de que hoy se haya presentado el resultado de la limpieza y restauración de esta pintura que, sin lugar a duda ahora ha ganado en claridad de lectura y en riqueza cromática, pues las sutiles variedades tonales, antes opacadas por el amarillento barniz, ahora han sido reveladas.

Michelangelo Merisi Caravaggio, David vencedor de Goliat, Hacia 1600. Óleo sobre lienzo, 110,4 x 91,3 cm, Museo del Prado. Antes y después de la restauración.

Una de las mayores variaciones del lienzo final, respecto del proceso creativo, es el cambio de expresión del gigante Goliat. En la radiografía se puede observar cómo la expresión del mismo era de sorpresa y horror, más parecido a otras representaciones de Caravaggio, mientras que el resultado final, con una cara más serena, seguramente se debió a la petición del posible comitente o a un cambio de intención del propio pintor.

Detalle de la cabeza de Goliat en la pintura y en la radiografía.

El lienzo de Merisi recoge un conocido episodio bíblico, varias veces representado por el propio Caravaggio, pero la manera de escenificarlo en este cuadro del Prado resulta un tanto insólita, pues se representa al joven David que emerge plásticamente de la oscuridad del fondo, a horcajadas sobre el cuerpo del gigante mientras agarra por los cabellos la cabeza cortada de Goliat en primerísimo plano, para atarla con una cuerda1.

María Cristina Terzaghi, en el catálogo de la citada Guido Reni, comenta que existen todavía muchas sombras sobre la procedencia de esta obra y su llegada a las colecciones españolas, que sólo podemos rastrear hasta 1794, cuando es registrada sin lugar a dudas, en el inventario del Buen Retiro con el número 1118: «David triunfante del filisteo, dos varas y cuarta de alto y una vara de ancho, Michelangelo Carabacho»2.

Las dimensiones originales del lienzo eran mayores, y se sabe que por lo menos, fue recortado por la zona inferior, pues en varias copias antiguas que se han podido localizar en España, la empuñadura de la espada está completa.

Copia de Caravaggio, David y Goliat. Tomada del perfil de @Boro_RR

El problema es saber cómo y cuándo llegó el lienzo a España, que por las copias antiguas, sabemos que tuvo que ser en el siglo XVII. No se puede identificar con el David que Pietro Bellori dice que había pintado Caravaggio para Juan de Tassis, conde de Villamediana, pintado en su periodo napolitano y que posiblemente haya que identificar con la pintura del Kunsthistoriches Museum de Viena. Terzaghi piensa que su llegada pudo producirse por la presencia de un David de Caravaggio en el testamento de Galeotto Uffreducci, canónigo de la basílica romana de Santa María Maggiore, que data de enero de 1643, legándola a su amigo el cardenal Giulio Rospigliosi, futuro papa Clemente IX.

Caravaggio, David con la cabeza de Goliat, 1607, Kunsthistoriches Museum, Viena.

Rospigliosi pasó nueve años en España como nuncio papal en la corte de su Magestad Católica, y es probable que lo trajera como equipaje para ornar su residencia madrileña y quedara aquí ante el gusto de Felipe IV por la pintura, pero no se ha podido identificar este cuadro en la entrada del inventario de 1666 del Alcázar. Sí que aparece un David de la escuela de Caravaggio, pero que ha sido identificado con el lienzo de Tanzio da Varallo3.

Tanzio da Varallo, David con la cabeza de Goliat, Primer tercio del siglo XVII. Óleo sobre lienzo, 75 x 60 cm. Depósito en la embajada de España en Buenos Aires.

La atribución del lienzo del Prado a Caravaggio no siempre ha sido unánime: la laboriosa aceptación general de su autoría no se alcanzó hasta después de la restauración de la obra en 1946-47 y una vez rehabilitado el cuadro por parte de Roberto Longhi en 1951. Una importante confirmación la proporcionó la publicación de la radiografía de la cabeza de Goliat por Mina Gregori: en la primera idea de Caravaggio, el gigante estaba representado en el instante inmediatamente posterior a su muerte, con los ojos desorbitados y la boca abierta en un grito, muy similar al Holofernes de la Judit y Holofernes del Palazzo Barberini o a la Medusa de los Uffizi.

Caravaggio, Judit y Holofernes, Pal. Barberini, Roma.

NOTAS:

  1. Terzaghi, María Cristina, ‘Michelangelo Merisi da Caravaggio. David vencedor de Goliat’ en: Guido Reni, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2023, p.184-186 nº15.
  2. Ibidem.
  3. Ibidem, donde cita el trabajo de Marini de 2001, que es el que relaciona esa entrada del inventario con el David de Tanzio da Varallo. En el libro de Martínez Leiva y Rodríguez Rebollo, El inventario del Alcázar de Madrid de 1666. Felipe IV y su colección artística, de 2015, no he localizado esa entrada del inventario, la única entrada que he localizado con ese tema es la que se corresponde con el número 148 y que es un David y Goliat atribuido a Ribera y que hacía pareja con un Eneas y Anquises, que debieron perderse en el incendio del Alcázar.

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