LA VIOLETERA DE MADRID Y LA REBELIÓN DE LAS MUSAS.

Otra de las historias que cuento en mi libro Sobre el pedestal, más concretamente en el capítulo VIII: Realismo versus abstracción «Eso lo hace mi niño de cuatro años.» Es la relativa al rescate de modelos tradicionales de monumentos a finales del XX y que se pueden rastrear hasta ahora, con ejemplos como la escultura de Blas de Lezo, sita en la madrileña plaza de Colón o el controvertido monumento a la Legión, en el Paseo de la Castellana (Plaza de San Juan de la Cruz esquina a Vitrubio), pero para hablar de ese fenómeno he preferido rescatar una historia anterior, que lleva implícito el reaprovechamiento de un proyecto anterior, con bastante carga política y la reacción de la ciudadanía que consiguió cambiar el monumento de ubicación, desplazándolo a un lugar mucho menos emblemático y por ende, molesto.

En el tránsito entre el siglo XX y el XXI se dieron ciertos intentos de recuperar la escultura tradicional, con su emblemático pedestal, que han provocado no pocos debates respecto a la conveniencia de rescatar ese modelo que en realidad representaba mejor los ideales de las sociedades burguesas del siglo XIX. Uno de los ejemplos más significativos, que motivó la movilización ciudadana fue la creación en 1990 del monumento a La Violetera en Madrid. De primeras, puede parecer que estaríamos dentro del rescate de los oficios antiguos, que se realizó también en la década de los noventa del siglo pasado en el que se instalaron esculturas en bronce de tamaño natural sin pedestal y a pie de suelo de oficios como sereno, barrendero, farolero y alguno más; pero en este caso el monumento a una mujer vendiendo violetas, además de una cita obvia a la letra de una canción popular del maestro Padilla, tiene pedestal, con lo que ello conlleva.

La Violetera. Santiago de Santiago. 1990. Madrid. Foto: cipripedia.

En realidad, la escultura, obra de Santiago de Santiago, estaba reaprovechando un proyecto anterior de 1973, de hacer un monumento a la cupletista Celia Gámez, famosa por sus ideas políticas cercanas al régimen franquista y por cantar el cuplé ¡Ya hemos pasao!, cuyo título y letra aludía al famoso lema de la resistencia republicana en Madrid durante la Guerra Civil, y al final de la guerra con la victoria del bando sublevado.

El encargo del 73 fue del entonces alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro, y no se llevó a cabo por la situación política de esos años finales del franquismo. En el año 90, el encargo lo retomará el entonces alcalde Agustín Rodríguez Sahagún y será inaugurado por José María Alvárez del Manzano, colocándose la escultura en la intersección entre la calle de Alcalá y la Gran Vía. 

La Violetera cuando estaba ubicada en la confluencia de la Calle de Alcalá con Gran Vía. Foto: Diario.es

Contó con el rechazo generalizado de gran parte de la ciudadanía y la opinión pública, que la veía como una representación del gusto hortera y cutre, un homenaje encubierto a una figura abiertamente franquista. En marzo de 1999 se produjo una manifestación de madrileños en contra de esta obra y de la deriva estética del ayuntamiento madrileño bajo el lema La rebelión de las musas. Finalmente, el ayuntamiento de Madrid decidió moverla de ese lugar tan emblemático en 2002 y tras una estancia breve en los almacenes municipales, trasladarla al parque de Las Vistillas donde está ubicada desde 2003.  

Si la escultura de De Santiago era tildada de cutre y mal gusto, no menos podemos pensar del monumento al legionario, obra esculpida por Salvador Amaya a partir de un boceto del pintor de batallas Augusto Ferrer-Dalmau, que no son precisamente el epítome de la vanguardia y la innovación artística.

Monumento a la Legión, nombre oficial, es una escultura de tres metros de altura, en bronce, que más parece de principios del siglo XX que del XXI. Es la representación de un soldado con el uniforme de la Legión, fundada en 1921 por Millán-Astray, que luego será del bando golpista en la Guerra Civil. Estéticamente la escultura se asemeja a la de Eloy Gonzalo héroe de Cascorro en el madrileño barrio del Rastro, obra de Aniceto Marinas en 1898. La pretensión de fundación del ejército que donó esta escultura era que se instalara en la Plaza de Oriente en Madrid, pero se instaló en el Paseo de la Castellana, cerca de donde estuvo hasta 2005 la escultura ecuestre de Franco de José Capuz. Este rescatar modelos decimonónicos para monumentos públicos, dicen mucho y muy mal de los comisionistas y de las autoridades que permiten este tipo de obra tan implicada políticamente, aunque los disfracen de cuplé o de nostalgia.

Esta y muchas otras historias y ejemplos vienen contados en Sobre el pedestal. La construcción de la memoria y sus monumentos que podéis encontrar aquí.

BIBLIOGRAFÍA:


Cruz, Luis de la: “Cuando la ciudadanía de Madrid se opuso a la estatua de La Violetera por franquista y “cutre” en eldiario.es, 14 de enero 2024 [https://www.eldiario.es/madrid/somos/ciudadania-madrid-opuso-estatua-violetera-franquista-cutre_1_10814516.html].


Viejo, Manuel: “Almeida inaugura en Madrid una estatua de tres metros de la Legión con una loa a Millán-Astray” en El País, 8 noviembre 2022 [https://elpais.com/espana/madrid/2022-11-08/almeida-inaugura-en-madrid-una-estatua-de-tres-metros-de-la-legion-con-una-loa-a-millan-estray.html].

Riaño, Peio H.: «Un grupo de activistas coloca una cabeza de Franco en el monumento al legionario de Almeida» en eldiario.es, 1 de enero de 2023 [https://www.eldiario.es/madrid/grupo-activistas-coloca-cabeza-franco-monumento-legionario-almeida_1_9836547.html].

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